Más de 90 jóvenes con cáncer intercambian experiencias, apoyo y aprendizaje en “Conectando Sonrisas”
El domingo 8 de septiembre, en el Hotel Crowne Plaza Corobicí, vivimos uno de esos días que nos tocan el alma. Más de 90 adolescentes valientes, entre los 13 y 25 años, junto con sus cuidadores, se unieron en una edición más de Conectando Sonrisas, con inspiradoras charlas y talleres abordaron el cómo se puede manejar la enfermedad en diferentes espacios de su vida.
Al ver a nuestra familia naranja reunida, nos dimos cuenta de que Conectando Sonrisas es mucho más que una conferencia. Es una mano amiga, un respiro en medio del cansancio y, sobre todo, un recordatorio de que nadie está solo en esta batalla.
En cada taller, fuimos testigos de cómo estos jóvenes construyeron conexiones genuinas, apoyándose mutuamente con la fuerza que solo quienes comparten esta experiencia pueden comprender. Tuvimos el privilegio de participar en charlas y talleres que tocaron sus corazones y les brindaron herramientas para enfrentar la vida con cáncer.
Los temas de este año, como “Autodefensa emocional”, “Maestro de mis emociones: El Arte de no dejarse afectar”, y “Aprendiendo a amar sin riesgos”, resonaron profundamente entre los asistentes.
Agradecemos de todo corazón a los expositores: Mónica Quesada, Manuel Antonio Guzmán, Cynthia Guzmán, Dra. Margarita Murillo, Dra. Marggie Rojas, Dra Josymar Chacín y Dra Ligia Ruiz; por dedicar su tiempo y compartir sus conocimientos con nosotros.
Todo esto fue posible gracias a la generosidad y el amor de nuestros amigos naranja: Fundación Mapfre, Fundación Starbucks, Nutricare, Cámara Costarricense de Navieros (NAVE), CANATRAC, ACES, Roche Servicios S.A. Costa Rica, AVANTEM, Imacorp, Tecnología Express, Laboratorios Labin, BCD Travel, BCD Meetings & Events, ReppinCrew y DYU Producciones.
Nos sentimos profundamente agradecidos y emocionados por todo lo que compartimos este día. Seguimos comprometidos a brindar espacios donde la música, las sonrisas, la esperanza y la resiliencia continúen floreciendo, porque sabemos que, mientras haya vida, siempre habrá razones para sonreír.